A través de un acuerdo de “paz” entre las FARC-EP y el gobierno de Santos con el auspicio de Noruega y Cuba como garantes, Venezuela y Chile como acompañantes, está dando punto final a las acciones militares de las FARC fortaleciendo al estado burgués colombiano como el garante de los intereses de la burguesía nacional y transnacionales en ese país donde todas las organizaciones y tendencias políticas que hacen vida publica reconocen que la democracia burguesa es el sistema en el cual se van a dirimir las diferencias políticas, y a través de elecciones se va a definir el tipo de gobierno que guiará al país en el marco del estado burgués colombiano.
Como inciso inicial e importante para entender el acuerdo de Paz, tenemos que decir que por un lado los acuerdos con la FARC forman parte del culmen de una parte de la ofensiva imperialista norteamericana por retomar su hegemonía en todo el continente, que pasa por la reapertura de relaciones diplomáticas con Cuba, la victoria de Macri en Argentina, Temer en Brasil, así como la presión que se mantiene sobre el gobierno de Maduro en Venezuela y la derrota de un proyecto democrático burgués impulsado por las FARC que no logró alcanzar ninguno de los puntos programáticos que le dieron nacimiento.
Este acuerdo viene precedido por el conocido Plan Colombia – 1999 al 2015 – estrategia burguesa con el apoyo del imperialismo para aniquilar las fuerzas rebeldes, llevándolas a entregar las armas y así dejar de ser un problema para las necesidades del imperialismo y sus acólitos en el país al rescatar amplios territorios en manos de la insurgencia y así desarrollar sus planes de inversión agrícola y minero extractivos. Así mismo, la entrega acordada presiona al otro grupo guerrillero importante de Colombia – el ELN- a reanudar las conversaciones, ahora públicas en el Ecuador, para enrumbarlos también a la entrega de las armas, la pacificación y desmovilización de sus fuerzas.
El Plan Colombia se crea bajo el gobierno de Andrés Pastrana presidente colombiano y el norteamericano Bill Clinton, con la finalidad de eliminar los grupos guerrilleros, sobre todo las FARC-EP, que estaba en su apogeo con un pie de fuerza de unos 22.000 guerrilleros, atacar la proliferación de cultivos de droga, desarrollando una política de compensación social a los productores que accedieran o acataran esta política, siendo el fondo de este plan el ataque a la guerrilla de las FARC, para lo cual la mayor parte de los 9 mil millones de dólares norteamericanos y los 12 mil millones aportados por el estado colombiano durante 15 años fue dirigido a fortalecer las fuerzas armadas de Colombia. El 71% fue a parar a manos del ejército y la policía, el restante se destinó a incipientes proyectos productivos de sustitución de cultivos ilícitos.
Se nos presenta este acuerdo como una victoria de la democracia burguesa y las instituciones en Colombia, aunque más bien, como mencionamos antes, es la culminación de un proceso de desgaste de las fuerzas guerrilleras durante los últimos 15 años desde su punto más álgido en 2002, cuando las FARC-EP realizaban operaciones de envergadura como ataques a cabezas departamentales, cortes de rutas centrales, etc. Al ver reducidas sus fuerzas en más del 68% para 2014 y por ende su capacidad de presión y negociación y alejados de esta modalidad de ataques y de la capacidad de trancar las rutas principales de los departamentos del país, el éxito militar del Plan Colombia es un hecho y el servicio de éste a los intereses de los terratenientes colombianos, es parte del mismo. Durante la ejecución del Plan Colombia, sobre todo en los 2 periodos de Uribe Vélez, 2002 – 2010, el desplazamiento de indígenas y campesinos en las zonas en conflicto fue el mayor de la historia. De los 7.5 millones de desplazados desde la década de los 80 , entre 2002 y 2010 fueron 4.5 millones aproximadamente. Al unificarse a nivel nacional los diferentes grupos paramilitares para formar las AUC, Autodefensas Unidas de Colombia en 1997 y coordinarse con las fuerzas militares para hacer el trabajo sucio contra la población, y en el marco del Plan Colombia, comienza a golpearse a las FARC en forma sostenida y efectiva y se incrementa el desplazamiento de población civil, obligada a irse por las masacres perpetradas por las AUC con el amparo del gobierno colombiano.
Los despojos de tierras en los últimos 20 años de conflicto armado superan las 6 millones de hectáreas, la mayor parte durante la ejecución del Plan Colombia y a manos de las AUC, de este despojo han sido beneficiados la familia de Uribe Vélez y otros grupos de terratenientes, así como empresas transnacionales dedicadas a la minería y agroindustria.
La ley de restitución aprobada en 2011 no ha cumplido nada de lo esperado planteado en la misma. Un informe del diario el espectador publicado en 2015, expresa:
“Entre las empresas que beneficiadas de la violencia para adquirir tierras o títulos mineros, figuran La Continental Gold, Anglogold Ashanti, Sociedad Agropecuaria Carmen de Bolívar, Exploraciones Chocó Colombia y varias sociedades palmicultoras.
Los paramilitares son responsables del 81% de los despojos de tierras, la guerrilla del 9% y las Bacrim del 5% (es una cifra pobre, pero hay que entender que las Bacrim llevan poco tiempo activadas).
De las 360.000 solicitudes de restitución esperadas, sólo se han presentado 73.127; de estas, sólo un 2% ha sido resuelto por los jueces y el 84% está represado por “microfocalización”, un trámite relacionado con la seguridad en la zona donde se va a restituir el predio despojado. Aunque el trámite se surte ante un comité de funcionarios de Mindefensa y la Procuraduría, el locuaz procurador no ha dicho una sola palabra sobre este represamiento.
Si sigue el mismo ritmo, en el 2021 se habrá alcanzado sólo el 4,4% de la meta de restitución.”
El Plan Colombia alcanzó los objetivos esenciales trazados por el imperialismo y la burguesía colombiana en buena medida gracias al abandono de cualquier política de acumulación de fuerzas sociales en base a un programa revolucionario o uno democrático burgués que implicase la reforma agraria en las zonas influenciadas por la guerrilla y la vinculación con el movimiento obrero y poblacional en las ciudades. En la octava Conferencia de las FARC-EP en el año 1993, estas levantan la propuesta de “Plataforma de un gobierno para la reconstrucción y reconciliación nacional ». Allí no hay un programa clasista revolucionario sino un programa para la reconciliación nacional, es decir, para la « democratización » del estado y las políticas públicas. Esta política de las FARC, en la práctica se traduce en fortalecer su aparato militar y el desarrollo de la práctica de vacunas a terratenientes, narcotraficantes, etc. para financiar su inmenso aparato armado. Los ejes estatutarios de las FARC según plantean una organización basada en una visión del « marxismo leninismo » tal como lo dicen en el articulo 2 de sus estatutos “”ARTICULO 2°
«Article 2 »
Las FARC-EP, son ante todo una organización revolucionaria. Cada Escuadra o unidad básica, es al mismo tiempo célula política.
Los comandantes son miembros de las células, pero no pueden ocupar cargos de dirección celular.
El mando garantiza su reunión y da respuesta a las inquietudes planteadas por la célula política.
Las FARC-EP aplican a la realidad colombiana los principios fundamentales del marxismo-leninismo y se rigen por su Plan Estratégico y Programa Revolucionario, las conclusiones de sus Conferencias Nacionales, los Plenos de su Estado Mayor Central y su Reglamento Interno se inspiran en el pensamiento revolucionario del Libertador Simón Bolívar del antiimperialismo, la unidad latinoamericana, de la igualdad y del bienestar del pueblo. También propugnan por la creación de un auténtico Ejército Bolivariano.
Las FARC-EP están a disposición y bajo el mando directo del Estado Mayor Central.”
Y su programa agrario plantea la toma del poder para constituir un gobierno democrático antiimperialista y de liberación nacional plasmado en el articulo 8 del mismo
“OCTAVO
Las FARC-EP en su momento promulgarán la Primera Ley de la Política Agraria Revolucionaria. Por eso invitamos a los campesinos, obreros, empleados, estudiantes, artesanos, pequeños industriales y comerciantes, a la burguesía nacional que esté dispuesta a combatir contra el imperialismo, a los intelectuales demócratas y revolucionarios, a todos los partidos y corrientes de izquierda y de centro, que quieran un cambio en sentido del progreso, a la gran lucha revolucionaria y patriótica por una Colombia para los colombianos, por el triunfo de la revolución, por un gobierno democrático de Liberación Nacional.
Para nada socialista.
Mas allá de las declaraciones, sus fuerzas fueron utilizadas para impulsar la lucha por ese triunfo revolucionario? Creemos que no fue así. El sostenimiento de relaciones (a través del cobro a terratenientes, narcos, la explotación minera ilegal,) con sectores burgueses y contrarevolucionarios no contribuyó en nada a la lucha por una real reforma agraria en Colombia. La burguesía uso la presencia militar guerrillera para implementar el Plan Colombia como mecanismo para imponer sus intereses al pueblo colombiano y establecer una base segura para la defensa de los mismos . Ese es el legado de las FARC al pueblo campesino colombiano, a la vez que esa es la derrota que terminan de sufrir con los acuerdos de paz.
Ahora el imperialismo tiene en Colombia el segundo ejército más poderoso de Sudamérica y el de más experiencia en combate, un estado fuerte y estable que ha liquidado a los grupos ilegales “pacíficamente”. Las AUC las liquidó en 2006 después que hicieran el trabajo de desalojo de millones de campesinos y recuperaran para la burguesía millones de hectáreas cultivables. El estado colombiano ha despojado de las mejores tierras a los campesinos y las ha entregado a un 1.57 % de propietarios que tienen en sus manos el 52% de las tierras cultivables en Colombia.
El tema de los cultivos ilegales « ha sido un fracaso » desde el punto de vista de los objetivos del Plan Colombia. Entre el año 2000 y el 2003 las hectáreas de cultivos ilegales, bajaron de 163.000 a 86.000 y ahí se mantuvieron más o menos en el mismo orden hasta el 2009, que llegan a 73000, su punto más bajo en el año 2012 llego a 48000 pero ya para el año 2014 vuelven a ascender el numero de hectáreas cultivadas reconocidas – esto según informe del diario el espectador de Colombia de febrero 2016- y llegan a 69000. La cantidad de toneladas que se producen sin embargo solo ha descendido de 680 toneladas en el 2.000 a 600 toneladas en el 2.007. Ha habido una mejora en el rendimiento por hectárea y parte de los cultivos se trasladaron a la frontera con Ecuador Brasil y Perú.
El uso de métodos de fumigación aérea -usando glifosfato al principio y otros herbicidas posteriormente-, dañinos para otras especies de cultivos y para los campesinos de esas zonas, además de contaminar el agua, fueron los usados casi exclusivamente hasta el 2003 cuando se comienza con la erradicación manual de cultivos, pero hasta el año pasado 2015 aun la fumigación era el método mas usado contra los cultivos ilícitos.
Al imperialismo le ha servido este proceso para liquidar los grandes carteles que amenazaban la autoridad del estado colombiano y le ha permitido no solo liquidar casi el tema de las FARC sino además “ordenar” algo el negocio de las drogas que siempre ha girado a su favor. En Afganistan y en otros países han utilizado los cultivos de droga para financiar operaciones terroristas contra pueblos hermanos. Caso Irán-contras.
Esta victoria del imperialismo en un sentido puede ayudar a las masas y al proletariado colombiano a levantar su propia alternativa marxista revolucionaria. Sin las FARC y el ELN en el camino, la lucha por la revolución proletaria puede cobrar fuerza y levantar una dirección autentica de los explotados, quizás por esto el imperialismo y la burguesía acepta el pase de las FARC a partido político pues van a necesitar un partido a su izquierda como recambio en el estado burgués colombiano y que llame a las masas y los trabajadores a votar por ellos.
Militante de la Corriente Socialista Revolucionaria – El Topo Obrero
www.csr-eltopoobrero.org.ve
Miguel S.
Militant du Courant socialiste révolutionnaire – La Taupe ouvrière
www.csr-eltopoobrero.org.ve