Contra la clase capitalista y sus acólitos: Voto Clasista, Voto Nulo

La gran burguesía ha inscrito sus candidaturas para el 10 de abril. En sus múltiples variantes, evidentemente, defienden el Estado Capitalista y a los gobiernos que lo han administrado en los últimos treinta y cinco años. Pero además de ellas, otras tres listas participarán representando a movimientos de la pequeña burguesía, los que también defienden un programa neoliberal, aunque mediatizado.

De un lado está el Frente Amplio, en torno a Tierra y Libertad, cuya amplitud incluye hasta sectores apristas y democristianos, así como ciertos círculos reformistas tradicionales. De otro lado Democracia Directa con la incorporación de un sector del MAS reformista. Finalmente, el movimiento Perú Libertario. En los tres casos se trata básicamente de frentes y organizaciones creados y dirigidos por la izquierda demócrata de clase media, y no de partidos proletarios con ideología y programa socialistas.

De hecho, los programas de estas listas no difieren. Eso quedó establecido el 18 de noviembre pasado (Acuerdo entre Frente Amplio, Unidad Democrática y Perú Libre), el 17 de diciembre (Presentación de los Ejes del Plan de Gobierno del Frente Amplio), el 23 de diciembre (Acuerdo entre FA, PC, PS y FS), así como en sucesivas entrevistas a Verónika Mendoza. Por tanto, he aquí la identidad política de la Izquierda, a partir de sus propios principios programáticos que autocalifican de “Progreso”:

  • “Economía de Mercado”. “Equilibrio macroeconómico”. “Nuevo modelo de crecimiento y Estado promotor del desarrollo”. “Políticas públicas en alianza con el sector privado”.
  • “Apoyo a la inversión nacional y extranjera”. “Garantías para los inversionistas”. “Renegociación de los contratos petroleros y las concesiones mineras”.
  • “Estado Democrático y Soberano”. “Nueva Constitución”. “Igualdad de derechos y trabajo digno”. “Sueldo mínimo de S/. 1000”.
  • “Promover la competencia entre AFPs”. “Profundizar la reforma universitaria”.
  • “Seguridad ciudadana articulando Policía, Fiscalía y Poder Judicial”. “Defensa Nacional”.
  • Con “la sociedad en su conjunto”, “los industriales”, “los empresarios medianos y pequeños” y “fuerzas progresistas”.

Todo lo cual significa proclamar que su Progresismo mantiene la economía neoliberal y el Estado Capitalista de la clase dominante, el Estado explotador, opresor, represor y corrupto, defendiéndolo conjuntamente con la burguesía y dándole una nueva Constitución capitalista.

Porque constituye una tremenda demagogia aludir a un supuesto nuevo modelo económico capitalista mientras se preservan los intereses transnacionales, dado que toda renegociación de contratos, así planteada en abstracto, pretende únicamente obtener migajas y limosnas del gran capital. Lo concreto viene a ser lo de siempre: se busca garantizar los beneficios del empresariado extranjero y nacional, sacrificando los derechos de las masas productoras en el altar de las reglas macroeconómicas del sistema. “Promoción del desarrollo”, así es, pero del exclusivo desarrollo de los magnates externos e internos, porque en realidad el Estado peruano seguirá sin ejercer soberanía sobre sus recursos geológicos y energéticos. “Progreso”, pero para la burguesía y no para los pueblos.

Es esta precisamente la política que conocemos con el nombre coloquial de neoliberalismo. No hay, en esto, política nacionalista burguesa alguna que persiga levantar y fortalecer un sector capitalista estatal. Por tanto el “anti-neoliberalismo” del Frente Amplio y la Izquierda es una farsa.

Se trata del mismo actual Estado falsamente democrático y nunca soberano, al que el imperialismo continuará dominando sin obstáculos y donde la real igualdad de derechos y el trabajo digno seguirán siendo una utopía, al mismo tiempo que la Izquierda ampara a las AFPs, respalda la Ley Universitaria privatista y dictamina un sueldo mínimo insultante (cuando la propia burocracia de la CGTP reclama S/. 1500).

A partir de este programa no sorprende que, para cautelar este Estado, se recurra al reforzamiento de los anti-populares aparatos – judicial, policial y militar – que tanto han encarcelado y masacrado a la clase obrera y al pueblo. Es la lógica consecuencia derivada de comprometerse a defender la economía y la política del Estado de la clase explotadora, junto a los industriales de la SNI y los empresarios medios de la Confiep.

En tales circunstancias electorales, una vez más el pueblo trabajador no tendrá representación. No habrá lista nacida de los distritos obreros y populares, de las fábricas y empresas, de las bases sindicales, de los pueblos y comunidades. Pero las burocracias sindicales responsables de esta situación (las direcciones de la CGTP y la CUT) sí están empeñadas en apoyar las candidaturas de la pequeña burguesía (e integrarse a ellas), como en ocasión de su apoyo a Humala, Villarán, Toledo y Fujimori, solo para nombrar las experiencias históricamente más cercanas. Ese es siempre el papel de estas cúpulas, a quienes ahora se ha sumado también la dirigencia de la Red Solidaria de Trabajadores. Frente a las planchas Mendoza-Arana y Santos-Alcántara, no debemos olvidar que toda la Izquierda se coludió con Humala desde el 2006 y con Villarán entre 2010-2015 (Alcántara hasta el 2013), llamando al pueblo a respaldar a sus enemigos, y que estos movimientos hacen del oportunismo electoralista su razón de ser.

Mención aparte merecen los partidos de origen trabajador, el PC y Patria Roja, sumidos en una profunda crisis producto de ochenta años de inveterado oportunismo y traiciones, hasta devenir en destartalado estalinismo neo-socialdemócrata. Su última hazaña, fungir de secuaces Simonistas, equivalente a cómplices del Baguazo, del Apra y de PPK. Por lo que cada vez son más los sectores de vanguardia que han ido mostrando escepticismo y rechazo a estos falsos partidos comunistas.

Los comunistas luchamos por un Estado de los Trabajadores, resultado de una Revolución Socialista. Oponemos el Marxismo al Izquierdismo que defiende el Sistema, al “Progresismo” enemigo de la nacionalización de la riqueza, este que hoy levanta un programa privatista, capitalista neoliberal pero “más humano” como le llaman, más ligth, pero neoliberal al fin y al cabo. Los comunistas no llamamos a votar por movimientos que apoyaron la reaccionaria Hoja de Ruta humalista y la representaron en el Congreso, en Ministerios y Embajadas, y que son en buena cuenta un neo-humalismo, un humalismo reciclado. Como ha afirmado Verónika Mendoza, “la Hoja de Ruta era de izquierda”. Esa es pues, finalmente, la Izquierda. No llamamos a votar por congresistas como Mendoza que se embolsillan S/. 33.000 mensuales, lo que es un auténtico crimen contra el pueblo peruano, ni tampoco por gobernadores regionales como Santos, en prisión por serios indicios de corrupción.

Contra el programa de la Izquierda Neoliberal:

  • Nacionalización sin pago de las transnacionales y la gran empresa, bajo control de sus trabajadores.
  • Control directo de todas las empresas estatales por sus trabajadores.
  • Estatización de todo el comercio exterior del país.
  • Anulación de los Tratados de Libre Comercio.
  • Desconocimiento de la Deuda Externa.
  • Ruptura con los gobiernos imperialistas, con el FMI, el Banco Mundial, el BID, la OMC, la APEC.
  • Ningún falso “Estado Democrático” capitalista. Ninguna nueva Constitución capitalista neoliberal.
  • Por un Gobierno Obrero, Campesino y Popular.

11 de enero de 2016

REVOLUCIÓN PERMANENTE
Por el camino de Lenin y Trotsky